viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuando el asado supera al fútbol.

Nuestro anfitrión de anoche nació en Rosario, Argentina, el trabajo de su padre lo llevó a vivir en Saladillo, donde se enamoró de la cocina. Comenzó su formación culinaria en Francia, en pleno auge de la nouvelle cuisine. Años más tarde retornó a la Argentina, donde –por varios años- se abocó a diferentes proyectos entre Europa y Buenos Aires. Finalmente, en 1983 abrió su primer emprendimiento: una parrilla en el fondo de la casa, olla popular de noche y escuela de cocina de día. Gradualmente, abandonó las bases de la nouvelle cuisine para dedicarse a la cocina rústica, que consiste en el retorno a ingredientes básicos y cotidianos, preparaciones simples y utensilios clásicos, combinados con la vocación por la combinación de sabores y un giro gourmet. En 1995 fue galardonado con el Grand Prix de l'Art de la Cuisine, de la Academia Internacional de Gastronomía. Desde entonces, desarrolló una prolífica y exitosa carrera que incluye varios restaurantes –localizados en Buenos Aires, Mendoza, San Pablo y Nueva York- y numerosos programas de televisión. Desde 2007 El Colorado Amado forma parte de “el fulbito de los jueves”, donde se ganó el cariño incondicional del público por su simpatía, elegancia y amor por la naturaleza.
Esta es nuestra realidad, al tener algo tan bien organizado a veces la realidad supera la ficción. Hubo bebida para todos, vino tinto, gaseosas, aguas finamente gasificadas. Un destacado que nos tiene mal acostumbrado fueron las diversas ensaladas de vegetales de la huerta acompañados con óleos de primera prensa, ensalada rusa, ensalada americana y otros revoltijos. La carne que decir, mejor saber algún comentario de nuestro gourmet sobre que lado de la parrilla poner la tira, “Yo creo que hay que ponerla del lado de la carne, porque si no el hueso se quema y la carne toma gusto a hueso quemado –plantea-. La altura de la parrilla y la intensidad del fuego dependen del grosor de la tira: para cocinar algo muy delgadito la parrilla puede estar baja y con mucho fuego porque se va a hacer vuelta y vuelta. En cambio, si es grueso, es mejor levantar un poco la parrilla y poner un fuego moderado para hacerlo despacito”, sugiere mientras prohíbe pinchar la carne y vota por la pinza: “Si la pinchás, pierde todo el jugo”, nos advierte. Consultado acerca de la tecnología al servicio del asado, El Colorado opina que puede ayudar a los que tienen más dificultad, pero está seguro de que a medida que el asador toma confianza, todas las “ayuditas tecnológicas” van a parar al cajón: “Hay que sacarle el ceremonial, el asado es una forma primaria de cocinar que tiene más de folklore que de técnica”, afirma. Con respecto a cómo saber cuándo está lista la carne, asegura que a medida que se adquiere experiencia en la parrilla se va generando una especie de reloj interno que te permite darte cuenta cuando está listo. Según el cocinero, en la mesa, alrededor de la carne, tiene que haber papa si se trata de una carne grasosa, una ensalada y un vino sencillo con hielo y soda. De postre, la mayor simpleza: queso y dulce, arroz con leche o ensalada de frutas
Ping Pong
Un delantero: El Coco
Un condimento: la sal de laguna
Un recuerdo: el Loro Pepe
Un anhelo: que algún día me cocinen un asado