viernes, 4 de septiembre de 2009

Jueves 4 de Septiembre

Les debo el de la semana pasada pero fue algo así:
Locales: Vic, Maiquel, Juani,Coco, Gago
Visitantes: Leo, Leche, Chuza, Tapado 1, Tuiti

Fue el Ñaro por la TV pública.

Ayer:

Lo dijo Cerati, "El Ñaro tiene fuerza natural", es como la isla de Lost guarda un secreto y no sabemos cuál es, el tema es que no podemos salir de esta mística.
Muchas contra atentaron contra el fulbito, la falta de confirmaciones, la lluvia, los partidos televisados, las viudas de los jueves, pero siempre y no se sabe como el Ñaro nos vuelve a atrapar.
Eran las nueve de la noche y diluviaba, éramos 8 los que habíamos dado la palabra de ir a jugar, pero con toda esa agua cayendo llegaríamos a la cita o flaquearíamos??
A las 2100hs llegué al Ñaro corriendo dos cuadras bajo la lluvia, y estaba todo cerrado, las luces apagadas, me hicieron pensar que todo se desmoronaba. Enfrente estaba estacionado el Tuiti-móvil, una especie de papa-móvil pero con caja de quinta. Me subí, y me encontré aparte de su dueño a sus dos tapados que llevó para completar el quórum. Nos lamentamos que estuviera todo cerrado, el Tuiti quería ir a buscarlo a Luis a la casa, hasta se pensaba en ir a jugar a otra cancha. Tuvimos la suerte de que en el celu teníamos el nro. de Luis y lo llamamos. Resultó que nuestro canchero se encontraba oculto en la garita de Lucero y Castro Barros aguantando por un bondi o taxi para rajar, y nos observaba desde ahí. Al hablar nos dijo que no podíamos jugar que estaba todo inundado, le pedimos que nos abriera igual. Fuimos a ver la cancha y se encontraba un gran charco que cubría el corner del arco Local al lado de las tribunas. Este se formó por una cañería rota, y la falta de una rejilla que dejara circular el agua. Al mismo momento de ingresar cayeron el resto de los muchachos el Cholo, Coco, Bruscheta, y Drojas. Decidimos jugar igual achicando la cancha, ya que corrimos el arco unos 3 metros hasta una zona seca. Entre todo el lío, el Cholo ya había encontrado un escobillón industrial con el que se había puesto a secar el gran charco, parecía imposible porque entraba más agua de la que se retiraba.
En estas condiciones se armó el fulbito, ruido en las chapas de la lluvia, la pelota mojada, una cascada de 15m de altura y nosotros que nos resbalábamos.
El resultao anecdótico.
Premio para nuestro querido canchero que siempre está, propongo regalarle algo a fin de año.

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